sábado, 18 de octubre de 2014

Si no es por mi hija, me muero

Patricia ayudó a su madre a respirar sólo unas horas después de haber aprendido en el colegio a hacer la maniobra de Heimlich

Patricia tiene 10 años y estudia en el colegio Antonio Machado de Gijón. Ayer fue una de las 240 personas, entre estudiantes, padres y profesores, que recibieron formación sobre reanimación cardiopulmonar y sobre cómo actuar ante un atragantamiento y otras situaciones de emergencia. Y eso fue lo que ayer mismo salvó a su madre, María Luz Luna. Ella lo tiene claro: «Si no es por mi hija, me muero. Si no llega a estar ella en casa, me ahogo». Lo cuenta recién llegada a casa, tras muchas horas en el Hospital de Cabueñes, tres gastroscopias y un susto enorme. Pero orgullosa y convencida de que debe contarlo para concienciar de la importancia de que los niños reciban esta formación, que a ella le ha salvado.

Luz quiere contar su caso para demostrar que lo que aprendió Patricia en el colegio es importante. «Quiero que la gente se conciencie que hagan estos cursos en todos los colegios. Mi hija ha podido hacerlo. Si ella no me mueve, me hubiera ahogado».

Raquel Palacio no puede encontrar mejor forma de demostrar que los talleres, que gracias al empeño del equipo han llegado a más de 3.000 estudiantes, «funcionan, son prácticos». Hoy continúan en el centro, enseñando a los más pequeños, los de 3, 4 y 5 años. «No tendrán la fuerza para hacer las maniobras, pero sí pueden indicarte cómo se hacen». Palacio defiende que «todos los ciudadanos» deberíamos saber lo que Patricia ya sabe y puso ayer en práctica. Luz resume el proyecto, llena de agradecimiento a los promotores de los talleres, a los profesionales que la atendieron ayer. Y, por supuesto, a su hija. «Tus manos pueden salvar una vida. Nunca me pareció más real que hoy».

17 octubre 2014

 

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